sábado, 6 de septiembre de 2014

Mail II

Hola queridos descendientes del mono:

Os escribo desde el número 18 de Huangjia Road, Shanghai. Aquí me paso los días de 09'30 a 16'30 de la tarde elaborando una lista de ONGs que trabajan con terapias expresivas, escribiendo sobre sus programas de actuación y cómo se financian. Cuando en el cole salgo con los nervios de punta, después de una clase con 6º curso de primaria, dispuesta a encerrarme en casa para seguir preparando clases que los susodichos puedan boicotear, me pregunto por qué no me busqué un trabajo de oficina en el que pasar unas horas inerte ante un ordenador y poder tocarme las narices cuando llegue a casa. Ahora lo sé, esto no es para mí!! Se me hace eterno el día!!

Es cierto que algunos días me llevan a conocer las comunidades y puedo ver a las personas con discapacidad que asisten a clase, eso me encanta y me llena mucho, pero cuando no...

Una de las cosas que más me gusta de HeArts es que cuando vende una postal o un cuaderno con uno de los cuadros de los estudiantes impreso, parte del dinero va para el artista. Esto es muy buena idea, os imagináis como se sienten estas personas y sus familiares cuando ven que alguien compra su obra? Y os aseguro que pintan cosas chulísimas, estoy convencida de que se comunican a través del arte. 
Estas personas suelen estar recluidas en casa como en una jaula de cristal. Cuando comienzan a asistir a las clases de arte se les ve realmente contentos de encontrarse con más gente y hacer amigos, pero lo más bonito es la relación con los profesores. Los miran con mucho respeto y cariño, están atentos a todo lo que dicen y si alguna vez algún profesor enferma, llaman para preguntar por ellos y saber cuándo volverán. Cuando entro a esas clases me parecen la perfección: alumnos motivados, atentos por voluntad propia y felices, muy felices! 
Lo chulo de estas clases es que no instruyen sobre ninguna técnica, se propone un tema, debaten sobre éste y luego ellos pintan las imágenes que les vienen a la cabeza eligiendo libremente los materiales. Algunos son más abstractos y otros más literales. Al final de la clase cada uno explica su dibujo y los demás le hacen preguntas. Cuando alguno es más tímido o no puede hablar, es el profesor quien muestra la creación. Se les ve tan contentos cuando enseñan sus dibujos! Una señora me pidió que le hiciese una foto con su dibujo, se puso toda seria y profesional para la foto y luego sonreía como una niña cuando se veía en la pantalla. 

En la primera comunidad a la que asistí, una señora muy muy menudita me robó el corazón. Tenía una voz muy aguda y suave que sonaba lejana, como cuando hablas con un polvorón atravesado en la garganta. Su actitud era de alumna ejemplar, tratando los materiales con delicadeza, asintiendo muy seria cuando escuchaba al profesor y sonriéndome con la cabeza inclinada cuando me sorprendía observándola (es que me daba mucha ternurita). El cuadro que pintó representaba un tsunami, que era el tema a tratar en clase. Me encantó. Cuando se lo hice saber, asintió con la cabeza y dijo: a mí también me gusta (todo esto con un chino traductor de por medio, claro). Entonces cogió un papel y escribió en chino: me gusta esta pintura. Al finalizar la clase, ni corta ni perezosa sacó una bolsita de bolitas de chocolate y nos repartió una a todos los que estábamos en clase.

Pero el alumno del año (si, como en EEUU) es Zhang Tao. Lo conocí ayer y...hablaba inglés!! Ahora que media España tiene el B2 pensareis: pos ya ves tú que cosa...pero ojo! Que estamos en china, en un centro social y con personas con algún tipo de enfermedad mental. No contento con eso resulta que era inventor y me mostró un video donde aparecía él explicando el funcionamiento de una especie de bolsa verde con un enchufe. Obviamente no entendí nada, pero es que mostraba la patente a cámara y todo... luego se empeñó en ir a su casa a por una de esas bolsas para regalármela, yo no sabía cómo negarme en un idioma que no es el mío sin ser maleducada...
Pero lo mejor está por venir: me hizo una explicación pormenorizada de un método para crear energía limpia y renovable, me hizo un croquis en una hoja y me lo entregó con aire conspirador diciendo: cuando llegues a España, muéstraselo a tu Gobierno!! Quedó pensativo y añadió: pero no se te ocurra enseñárselo a los Estados Unidos!! Le tranquilicé añadiendo que no quería tratos con los yanquis, jeje. Lo más  gracioso es que acto seguido se puso a hablar con una china y decían constantemente una palabra que sonaba así como "rahoi", y daba la sensación de que hablaban de Rajoy jajajaja! En fin, veré si me concede una audiencia.

Pero bueno, dejémonos de moñoñeces, se que queréis polémica y que os cuente cosas raras sobre los chinos. En el capítulo de hoy: mi hostal y chinos in the night.

Durante este mes vivo en un hostal de la calle Penglai. Cuando entras, te envuelve una penumbra y, cuando tus ojos se acostumbran a la oscuridad, vislumbras chinos agazapados por el hall encarados a las pantallas de sus Iphones y sus Ipads y con los cascos puestos, algunos incluso tienen pinganillo! (En serio). A mano izquierda tenemos unas tenebrosas escaleras que llevan al segundo piso, en las paredes, cientos de pintadas dejan constancia de los viajeros que pasaron las noches en el West gate Shanghai Hostel. Por supuesto que yo ya he dejado la mía, faltaría mas! 

El prometedor informe de booking (web de reservas hoteleras) rezaba que gozaríamos de una amplia habitación de 18 metros cuadrados, pero lo cierto es que para caminar por la habitación entre la cama y las paredes tienes que ir haciendo "chapí chapó", vamos, que como mucho 10 m cuadrados!  Lo más seductor es que no tiene armario, así que la tenemos decorada con nuestras camisetas, pantalones, calzones y bragas colgando de cualquier lugar posible. Cuando pones el cartelito para que limpien la habitación, se limitan a cambiarte las toallas. Eso explica que haya un fragmento de araña petrificado en la pared.
Los "chinos in the night" son muy escandalosos. Cuando suben las escaleras parece un concurso de a ver quién hunde el escalón dos centímetros más. A juzgar por cómo retumban techos y paredes, creemos firmemente que juegan partidos de baloncesto a partir de las diez de la noche en sus habitaciones. Además lo que hacen ellos no es hablar, es dar mítines maoístas por los pasillos. Ayer, incluso una china se animó a amenizar uno de estos mítines con una demostración de sus dotes operísticas. Pero al igual que teníamos un alumno del año, también voy a otorgar el premio a "chino in the night" del año. Cada noche, un chino imbuido por el dios Apolo y la musa Euterpe, nos dedica unas evocadoras melodías orientales con la flauta. Lo cierto es que suena bonito...


Esto es todo de momento amigos. En el próximo capítulo os hablaré de los mercados chinos y los dependientes de las tiendas. De momento os adelanto que uno de los nominados en la sección mercado, es un chino que hemos visto esta mañana acuclillado al lado de su moto, con un pescado en el suelo y destripándolo con las llaves. Hemos supuesto que su señora le había advertido que quería el pescado destripado y él había olvidado comentárselo a la pescadera, con lo cual, había de deshacer el entuerto antes de llegar a casa.

PD: reconozco que en el último email os manipulé emocionalmente: di las gracias a todos los que me habían escrito, cuando sólo lo habían hecho dos personas...pero funcionó!! Me contestasteis muchísimos más!!!  Muuuuchas gracias por leerme chicas y chicos!
Hasta la próxima!

Muchos besitos envueltos con pasta al vapor!

Hola occidentales!

Me dispongo a relataros las aventuras acontecidas desde el lunes que salí de casa hasta este momento. He tenido que reenviar desde uno de los mails que utilice para escribiros en otra ocasión porque meter vuestros correos a mano con la tablet suponía algo similar a la muerte a escobazos.

Después de pasar la noche en el archimega-carísimo aeropuerto de Zúrich durmiendo a duras penas, nos embarcamos en el avión que nos encerraría durante doce horas de vuelo. Doce horas durante las cuales no puedes estirar las piernas, se duerme todo el mundo menos tú, el de delante inclina su asiento hacia atrás hasta casi quedar vertical, el de al lado se duerme justo cuando empiezas a mearte, etc. Pero nos ocurrió algo...nos sentaron en primera clase!! Estábamos alucinados y no dábamos crédito, pero al mirar nuestro billete ponía business class...yo esperaba que de un momento a otro nos echasen de alli a patadas, no me atrevía a tocar nada, David en cambio probaba todas las posibilidades de su asiento y por el rabillo del ojo veía como se elevaba, se tumbaba, se inclinaba, se ondulaba (en serio, el asiento hacía todo eso). Cada vez que escuchaba a las azafatas hablar en un alemán airado, yo veía claramente como discutían sobre qué hacer con los dos vagabundos que se habían colado en primera clase...pero no. Allí nos quedamos apalancados durante todo el vuelo. Asiento con masaje reclinable hasta convertirse en cama, menú gourmet, degustaciones varias, azafatas sonrientes (las sonrisas acabarían pronto para nosotros), un aseo para nosotros con toallitas y crema hidratante (para el culete??) un kit de regalo con un cepillo de dientes que me vino de perlas, pues me había dejado el mío en mi ex-casa de alquiler...total, que nos sentimos las Koplovitz por 12 horas.

Cuando bajamos del avion a las seis de la mañana en China, el embrujo se rompió y volvimos a ser dos mortales mochileros desgreñados aptos para ser vapuleados por los chinos, madre mía! te acercabas a preguntar por un transporte para llegar a Beijing y parecía que les estabas haciendo la puñeta. Por fin una china malcarada nos escupió dos tarjetas de tren desde detrás de una ventanilla y nos encaminamos rumbo a la capital imperial.

De este tren enlazábamos con el metro, algo que nunca había utilizado en China, y quedé totalmente perpleja al contemplar como una muchedumbre se agolpaba ante las puertas del metro, al llegar este, se podía observar por las ventanas cientos de chinos acoplados unos a otros a modo tetris, pero a modo tetris ordenado no, a modo tetris cuando te cabreas y bajas las fichas a toda velocidad para que se acabe el juego y empezar de nuevo. Al abrirse las puertas, una ráfaga de chinos sale despedida del interior mientras otra, que nos transporta a nosotros, se mete dentro. Durante los segundos que dura el intercambio humano se escuchan todo tipo de gritos e improperios (imagino yo: chuaaaa xi shiii ouuu ying jaaa ) pero cuando estas vuelven a cerrarse, el silencio impera, mientras aspiras los agradables aromas de los cogotes y sobacos que quedan a la altura de tus fosas nasales.

Llegar hasta el hostal es otra odisea, pero en lugar de cíclopes y sirenas hay....chinos, cientos, miles! y más si tu hostal esta pegadito a la plaza de Tiananmen. En una oficina de información preguntamos por la calle del hostal, y a modo de respuesta salió un mapa de Pekín disparado por la ventanilla...no hubo más. Pero la encontramos!!

Qué puedo deciros de Pekín, es una ciudad que me encantó hace años, cuando iba en un viaje organizado, no tenía que orientarme ni preguntar nada a chinos que me detestan ni hacer colas porque estaba todo pagado. Lo que más me ha sorprendido es que la policía tiene la licencia de cerrarte una calle en el momento menos esperado, ya no pasa nadie más!! y te ponen una valla de por medio, mientras una cola eterna se agolpa ante ella esperando a que vuelvan a abrir el paso, supongo que para controlar la cantidad de gente que accede a la zona de Tiananmen, donde están también el mausoleo de Mao y la Ciudad Prohibida.  Cada vez que accedes al metro tienes que hacer una cola para pasar por un control de seguridad con detector de metales y cacharros de esos por donde pasas tu bolso para que le miren las entrañas.

Otra cosa que me llama la atención, es que cuando le preguntas a un Chino por dónde está un sitio, te dice dónde estás tú. El otro día en la estación de tren le preguntamos por señas, muy bien interpretadas según nuestro criterio, a una guarda de seguridad si la calle que se encontraba a la salida era la que le señalábamos con el dedo en el mapa, la chica puso cara de rábano pocho, se puso a mirar la totalidad del mapa (y mi dedo?) y segundos después señaló la estación y dijo: TRAIN STATION!!!   toma ya! gracias! no lo sabía! en fin...xie xie.

Actualmente me encuentro en Shanghai, tengo mis historietas para contar de aquí pero el mail comienza a alargarse. La ventaja de que al final esto no es un blog y siguen siendo los emails informales de siempre, es que sigo pasando de repasar la ortografía, acentos y demás :-)

Os envío miles de besos con esencia de tofu y soja!!! a todos!!! muaaaaaaaaaaa muaaaaaaaaaaaaa mua mua muaaaaaaaaaaaaaa

domingo, 31 de agosto de 2014

Tras un mes en China

   En un diario de viajes siempre nos quedan cosas por contar, pero creo que es algo positivo. El día que volvamos de un viaje con todas y cada una de nuestras jornadas escritas, significará que hemos tenido mucho tiempo para aburrirnos y escribir cada detalle.

   Creo que en ningún viaje nos hemos crispado tanto con los habitantes del país visitado como en China, y aún así, no puedo evitar sentir simpatía por los chinos. 

   Caminar por China y encontrarte con grupos de señoras bailando a las 20:00 de la tarde, personas caminando hacia atrás, haciendo gimnasia en medio de una avenida o sentados en un banco al lado del río. Otros, caminan por los parques con una pequeña radio sujeta al cinturón por cuyo altavoz se escuchan estridentes piezas de ópera china o una melodía tradicional con un violín. Suelen ser personas mayores que, quizá no sea así, pero parecen nostálgicas de un pasado, puede que no mejor, pero sí distinto. Pasean entre los sauces llorones, los estanques verdosos, por los caminos empedrados que se adentran en medio de bosquecillos de bambú...mientras tanto, al otro lado de las vallas del parque, el ritmo de las ciudades se precipita a golpe de claxon, bocado de McPollo y café del starbucks, a la vez que una nueva muralla china de rascacielos ocupa las ciudades más importantes.

   Irrumpe en las capitales chinas un delirio arquitectónico que compite, pero nunca supera en mi opinión, contra el amarillo imperial de los preciosos tejados de la Ciudad Prohibida, los dragones y los fénix tallados en las rocas que nos recuerdan la grandeza de las dinastías que gobernaron el país. El dragón representándolo a él, el poderoso emperador, y el ave fénix a ella, una emperatriz probablemente acosada por los celos hacia las concubinas y por el deseo y la necesidad de engendrar un heredero. 

   Compiten estos monstruos de cemento, hierro y cristal contra las barandillas de mármol blanco talladas en forma de nube que rodean el Palacio de la Armonía suprema, simbolizando así la condición divina del hijo del cielo. Contra las pagodas en lo alto de las colinas y las columnas de humo perfumado de los templos budistas, taoístas y confucionistas. Compiten, en fin, la coca cola y el café contra las tacitas de porcelana rebosantes de ese líquido cálido y dorado que es el té, las hamburguesas del McDonalds contra los dumplings al vapor, las inscripciones en las rocas recordando antiguos poetas y proverbios chinos contra las pantallas de los móviles ante las que pasan horas encarados, las calles comerciales iluminadas por los anuncios publicitarios contra los Hutongs y sus callejuelas alumbradas por farolillos rojos de papel de arroz, con los chinos acuclillados y un cuenco de noodles entre las manos o acunando un bebé con un agujero en el pantalón,  dejando ver unas nalgas regordetas que de un momento a otro pueden ejercer la función para la cuál había sido diseñado dicho orificio.

   Los chinos parecen amar estas dos Chinas, la moderna y la tradicional,el equilibrio de los opuestos, el Ying y el Yang al fin y al cabo...


domingo, 27 de julio de 2014

Shanghai Baby

Queridos familiares, amigas, amigos, lémures...

    Este lunes emprendo nuevo viaje. Hace unos 8 años que visité China en dos ocasiones y, como dijo Lucía a Lorenzo sobre su novela, se me agarró por dentro y no me soltó.

    Fue por aquel entonces, bajo el embrujo de una "chinitis" aguda, cuando leí en el libro China para hipocondríacos la explicación al síndrome que padezco: FERNWEH. Se trata de una palabra alemana referida a "la nostalgia o añoranza de la distancia, un desgarro que sentimos por no encontrarnos en lugares lejanos, entre otras gentes, en paisajes cuya apariencia desconocemos [...] y de pronto nos entra el ansia de la búsqueda, la pasión por partir..."
 
   En este caso la culpa de mi partida la tiene la ONG heArts , en la que voy a llevar a cabo mi segundo período de prácticas del postgrado de terapias expresivas.

    Por el momento, poco más os puedo contar! ya sabéis que normalmente me dedico a escribiros mails kilométricos, pero cuando me ponía a escribir vuestras direcciones me tiraba más rato que para escribir el mail y siempre, siempre! me dejaba a alguien fuera sin querer y era recriminada cruelmente. También ocurre lo contrario, que habría gente que diría: fotre! ya está Izaga enviando testimoniales desde la otra punta del mundo...

    Total, que si las autoridades chinas no me lo impiden, en breve comenzaré a relatar en el presente blog mis aventuras shanghainesas. Ya tengo preparadas mis lecturas, el ventolín (después de la experiencia del año pasado somos marido y mujer) y las piernas para patearme el mundo. Tendréis noticias mías en breve.

Besos, abrazos y arañazos!!!